Celos


Conchi
Cada vez que me enamoro me pongo celosa.
Primero fue Tomás, que siempre me ponía excusas para llegar tarde a las citas y yo ya estaba cansada de tantas mentiras y tantos embustes, porque sabía que se liaba con cualquiera que le dijera guapo, o cosas peores.
Ya no me fiaba de él, porque era más mujeriego... Tomás decía que iba a vender lotería, pero yo sabía que se iba por ahí con otras mujeres mucho más guapas que yo, y a mí me daban unos celos que se me hacía un nudo en el estómago y no podía comer.
Acabó dejándome porque no soportaba mis reproches. Luego me enteré de que decía la verdad y la única mujer con la que estaba era conmigo.
Raúl sí que era puntual, pero cuando iba conmigo le guiñaba el ojo a todas las mujeres. Y a mí eso me sentaba como una patada en el culo, así que le daba un codazo y un pisotón para que no mirara a tantas tías.
Cuando cortó conmigo, harto de malos tratos, me di cuenta de que también guiñaba el ojo a los hombres, y es que resulta que tenía un tic que le obligaba a cerrar el ojo cada dos por tres.
Julián pasó de llevar greñas y camisetas rotas a ponerse gomina y polos Lacoste. Eso me hizo sospechar que estaba con otra tía, así que le corté el pelo mientras dormía y le estropeé toda la ropa con lejía para que no se la pudiera poner. Entonces él se mosqueó y se largó para no volver. Luego me enteré de que esa ropa se la había regalado su abuela.
Ya no quiero volver a enamorarme porque lo paso fatal.
Pero acabo de conocer a mi nuevo vecino y está buenísimo

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