Isabel
Pedro
está cansado de vivir. Tiene asma, no le llega el oxígeno a la
sangre y por tanto sus músculos se cansan más de lo normal.
Relacionarse
con la gente le produce fatiga, y tiene abandonada incluso a su
mujer.
Desde
antes de saber que su fatiga era asma, ya no hacían el amor. Pedro
se cansaba mucho. La última vez que lo hicieron casi le da un ataque
al corazón.
Y
Josefina le dijo: “No te preocupes, Pedro, la próxima lo haremos
más lento y yo me encargo del movimiento”.
Pero
no ha habido próxima vez. No es que Pedro se haya cansado de su
mujer, es que se ha cansado de vivir.
Pero
Josefina sí se ha cansado de él. Está harta de estrenar lencería
y que no haya respuesta. De hecho, está pensando en echarse un
amante, le saldrá casi gratis, pues tiene muchos modelos de
braguitas de lo más sugerentes.
Si
Pedro lo supiera, a lo mejor hasta se alegraba.
Pero
el caso es que la gente le fatiga tanto, se cansa tanto de aguantar a
unos y a otros, se necesita de tanto oxígeno para hacer amigos, que
ni se lo puede imaginar.
¿Y
qué ocurrió? Lo que tenía que ocurrir, que Josefina se largó con
su amante y ahora Pedro está todavía más solo y más cansado.
Pero
piensa si a lo mejor el amor no cansaba tanto, si no será el
aburrimiento, más que su asma, lo que lo tiene tan cansado de la
vida.
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