Adredista
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Con
la llegada de la primavera del 2012, el arcángel Gabriel consideró
necesario ponerse en contacto con todos los habitantes de las esferas
celestiales para hacerles una proposición: deberían dar los pasos
necesarios para buscar la forma de preparar un nuevo nacimiento del
Hijo de Dios, que salvara a la humanidad.
Si
bien es cierto que la primera venida del Salvador, en el siglo I de
nuestra era, ha protegido al ser humano de desastres y tragedias como
la esclavitud, luchas tribales, racismo, etc., la inquisición y los
fundamentalismos, las confrontaciones bélicas, la pobreza y miseria
en gran parte del mundo continúan. Y el planeta, en este momento,
está amenazado por problemas más drásticos: guerras
bacteriológicas, cataclismos geológicos, el dinero elevado a rango
de Dios y sobre todo la ausencia de principios en gran parte de los
individuos. Se hace necesaria pues una nueva venida del Hijo de Dios.
Hay que poner manos a la obra.
Constató
que gran parte de los ocupantes de las esferas terrestres estaban
ausentes. El Arcángel Gabriel se encontraba de vacaciones con el
IMSERSO, otros muchos ángeles estaban ofreciendo un concierto
musical para recoger fondos para los niños discapacitados, un grupo
de serafines y querubines permanecían en los cúmulo-nimbos
participando en una gimkana, los arcángeles se encontraban en un
balneario recibiendo tratamiento de talasoterapia.
Contaba,
eso sí, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en las que todos
los habitantes celestes estaban muy puestos. Todos ellos contaban con
un ordenador personal que llevaban siempre consigo.
Por
medio del SKYPE
pudo mantener una conversación con todos ellos. La mayoría estaba
de acuerdo con él. Se eligió una comisión de arcángeles: Rafael,
Miguel, Gabriel y Ezequiel, para llevar a cabo la encomienda: el
nuevo nacimiento del Hijo de Dios, sin apartarse de la tradición,
que protegiera a los humanos ante la que se avecinaba.
En
primer lugar deberían buscar una joven virgen. La cuestión era
peliaguda en los tiempos que corren. Pensaron en una muchacha de
catorce años, ya que a esa edad es más fácil no haber caído en la
tentación de la carne y de ese modo permanecer virgen.
Introdujeron
los datos en Internet:
Muchacha, catorce años, virgen virtuosa, llena de gracia, bella y
encantadora. De esta forma hallaron a una joven que cumplía los
requisitos. Su nombre era Sofía. Vivía con sus padres y su casa
estaba a punto de sufrir un desahucio.
El
arcángel Gabriel, que era ducho en la materia, se presentó en la
casa de Sofía y le anunció que daría a luz al Hijo de Dios, al que
llamaría Salvador, que traería la paz al mundo.
Sofía
quedó muy desconcertada, quiso expresar sus dudas, pero el arcángel
la tranquilizó: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder
del Altísimo te cubrirá con su sombra”
Pasó
el tiempo. Ella estaba a punto de dar a luz. Le habían arrebatado la
casa y caminó y caminó buscando un lugar para que naciera Salvador.
Encontró una caravana abandonada en un solar de Leganés y allá se
refugió.
Los
que vivían por los alrededores, en el momento en que la vieron,
escribieron un wassap
a un miembro de la ONG Manos
Solidarias
de Leganés y le comunicaron que había una joven a punto de dar a
luz en una caravana y le indicaron el lugar. Al instante decenas de
voluntarios se acercaron por el lugar, le acondicionaron la caravana
para hacerla habitable. Una comadrona ayudó a nacer al niño
Salvador.
La
noticia se extendió en forma de ondas vibratorias por el espacio,
así como por todos los canales de la Red.
El equipo Patrañas
decidió
ir a verles. Les ofrecieron como regalo todos los bellos relatos
creados por ellos. Sofía lo agradeció y Salvador correspondió con
una sonrisa divina.
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