Ambar/antes Adredista 7
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Foto: Eluis Lucena |
Tomaron nota de todos y cada uno de los conflictos: Egipto, Afganistán y Pakistán, Corea, Camerún y República Centroafricana, Siria y Kurdistán, Ucrania, Tailandia, crisis económica en Europa, corrupción en España… y un suma y sigue interminable.
Después de esta visión, Jesús sufrió un colapso que preocupó a todos los habitantes del paraíso, pero no sabían qué hacer. Empezó a recorrer los pasillos como la “Monja María” de Cecilia: “pasito abajo pasito arriba”.
Buscó a su amigo Juan y le confesó:
–La visión de
Juan intentó quitar hierro al asunto:
–Es cierto que hay un sinfín de conflictos, pero también hay movimientos populares para paliarlos.
Y le habló del Movimiento del 15M y de otras propuestas y manifestaciones similares. De todas formas, Jesús seguía en sus trece. Juan vio la necesidad de una terapia que le hiciera cambiar de opinión a Jesús.
Era consciente de que en lo referente a terapias, en el cielo se habían quedado obsoletos. Fijó su vista en España y constató que allí existían personas que hacían este tipo de tratamiento.
Mediante engañiflas convenció a Jesús para que le acompañase en un viaje de “reconocimiento” a España, y a su capital: Madrid. Una vez allí tomó contacto con un hipnotizador solvente. Este sometió a Jesús a hipnosis por el sistema habitual: relajación e introducción en su mente del mensaje deseado.
En un principio parece que Jesús cambió de opinión y aceptó volver a nacer, pero al cabo de un tiempo, volvió a las andadas. Juan repitió con otros dos hipnotizadores, pero tuvo que aceptar que no daban resultado.
Entonces pensó en el trabajo llevado a cabo a través de los cuencos tibetanos. Ni corto ni perezoso se dispuso a buscar alguna persona que los manejase. La encontró en Leganés y fue en su busca acompañado de Jesús.
El experto en cuencos tibetanos se puso manos a la obra. Según su experiencia y la sabiduría milenaria, los cuencos producen un sonido capaz de activar las ondas cerebrales alfa y theta. En este caso concreto se trataría de la inmersión de Jesús en un estado favorable a la aceptación de su nacimiento en este año 2.013.
Parece ser que esta terapia fue más efectiva, pero no lo ha sido del todo. Necesita de un complemento importante de refuerzo.
Y Juan le aconsejó el remedio de choque: la asistencia al taller de los adredistas los lunes por la mañana en el CAMF de
Y oye, tú, santo remedio. De esta forma se convenció Jesús para venir al mundo este año, por fin.
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