Sentada del 2 de enero de 2014


DILEMA
HeavyMetal
Jope, esta oportunidad no la debo dejar escapar, que mi familia es lo primero.
Hace años que no paso las fiestas en Andújar, no me puedo quedar sin esta ocasión.
Para decir la verdad, vienen los de Mägo de Oz a tocar a casa, aquí, al CAMF.
El viernes, día 27, y yo soy el reportero de Proposiciones y el que hace las entrevistas a los músicos
¿Y qué pasa? Que la actuación del 27 se puede repetir otro año, pero mí tía Angelita me necesita ahora.
Por perder esa actuación no pasa nada, pero a mis primos es mucho el tiempo que hace que no les veo.
Muy molesta la situación, la verdad, un dilema.
Ya hablé con Rafa, mi hermano, y me parece que voy a pasar las fiestas aquí.
Si es que los de Mägo de Oz vienen por mí, porque yo me lo he currado con sus chicas y con ellos.
No sé qué hacer, colega.
¡Y las ganas que me entran de morirme en estos casos! ¡Qué pinto yo aquí, siempre igual!
¡No tengo esperanza de nada en esta silla!
Pero como dios no me quiere quitar del medio, a joderse.
Lo único que quiere dios del prójimo es dar por culo.
Ayer fue un gran día, me crucé con Ricardo, de EcoLeganés, otra vez está embarazada Marta.
Estuve con el colega en una entrega de medallas, ¡qué papelón! Con concejales y eso, nos daban una placa a los de EcoLeganés.
No sé ni lo que quiero. El caso es que me aburro mucho en Andújar. Y hace mucho frío.
Al final me marcho para allá. No sé hasta cuando aguantaré con los primos.
Si no fuese por mí, los chicos de Mägo de Oz no vienen a tocar al centro. Creo que ya lo dije.
Suponte que me voy a Andújar y quedo mal con todos.
A Marisa la conocí este verano, me habló de Flórez y de todos los demás.
No puedo fallarles a Marisa y los músicos.
Mis primos se llaman Luis, Rafa, Mari, Ana y Rocío. Estuvimos muchos años juntos en Andújar.
En los años 80, luego me fui a Ferrol y ya no nos vemos.
Mis primos molan mazo.
Y todo se arregló, ya lo hablé con Rafa, mi hermano.
Me voy a Andújar el día 28, después del concierto, a pasar con mi familia la Nochevieja.

OBLIGADA TRISTEZA
Estrella
¡Qué personas pueden estar más tristes que las que se mueren de hambre en África! ¡Qué puede haber más triste que nacer sin ninguna esperanza de futuro! ¡Sin ninguna posibilidad de escapar a un cruel destino, sintiéndote atrapada como en una tela de araña que, cuánto más tratas de escapar, más te atrapará y envolverá!
Yo siempre me he sentido involucrada con las causas perdidas, incluso la propia palabra PERDIDA me desgarra el alma porque, para cualquier poderoso, el hecho de decir que una causa está perdida ya justifica que no se haga nada por resolverla.
Por ejemplo, volviendo a las personas que se mueren de hambre cada día en África, algunos tienen que andar kilómetros cada día sólo para conseguir algo de agua potable. Incluso los niños tienen que realizar esta pesada tarea. Eso me impacta mucho, porque son grandes trayectos y además de ida y de vuelta. A mí me desespera y me hace trizas el hecho de que aquí derrochamos el agua y en otros lugares se juegan la vida para conseguirla.
No entiendo por qué se gastan millonadas en viajecitos a la Luna o a Marte, por ejemplo, o en colocar satélites y cohetes espaciales, si encima se rompen y no sirven para solucionar los problemas que tenemos en la Tierra, que es donde vivimos los humanos y los que no son humanos.
Además contaminan el medio ambiente, reduciendo la capa de ozono y aumentando los tsunamis, los terremotos y las catástrofes naturales. Que conste que me encanta todo lo relacionado con el Universo y los descubrimientos espaciales, pero hay que dar más importancia a tratar de solucionar el sufrimiento humano.
En general, todos tenemos parte de responsabilidad en todo lo que está ocurriendo, tanto en el destrozo del medio ambiente como en la destrucción de otros seres humanos.
Y volviendo a las causas perdidas, a mí misma me han considerado siempre una causa perdida, y eso ha hecho que me volviera más rebelde todavía. Esto duele mucho, porque te hace dudar de ti misma y creerte una hormiga que en cualquier momento puede ser aplastada sin que a nadie le importe.
Y una hormiga trabaja para tener reservas y para prepararse para los malos tiempos. Lo que me molesta es que yo trabajo como una hormiga para recibir el fruto de este trabajo algún día, pero mis padres no lo ven. No ven lo que lucho cada día. Cada día vengo al CAMF de Leganés a tratar de hacer ejercicios, para poder lograr caminar algún día e independizarme, sobre todo porque entiendo que mis padres necesitan su espacio.
Y por eso estoy aquí. Espero que esta tristeza que vivimos mi familia y yo se convierta el día de mañana en una inmensa alegría.
Os quiero, family.

LA CENA
Isabel
En estas fiestas de la Navidad me lo he pasado muy bien con mis compañeros de mesa. Los días 24 y 31 vinieron una pareja de artistas, hombre y mujer, para cantarnos en el comedor todo tipo de canciones: salsa, rancheras, sevillanas, o versiones de canciones conocidas de la Pantoja, Rocío Dúrcal, Nino Bravo, Paloma San Basilio... Los dos tenían unas voces muy bonitas y fueron muy aplaudidos por todos. Cantaron también villancicos de toda la vida, como los de Campana sobre campana, Los peces en el río, La Virgen se está peinando y por ahí, que fueron coreados por mucha gente.
El hombre se acompañaba tocando el órgano. Y con el órgano tocó las primeras notas de una canción, para ver si alguna lo adivinábamos. Y yo grité en voz alta, la primera: “Es Cuéntame”. Y el señor me contestó: “¡Muy bien por la chica de rojo! Ella lo ha sabido”.
Y yo le dije por lo bajo a mi hermano, que estaba a mi lado: “¡Toño! ¿Tanto se nota que voy de rojo?” Y mi hermano se echó a reír.
Lo peor ha sido que mi hermano estuvo cuatro días malo porque tuvo que coger una indigestión, que ya es mala suerte.
En las cenas nos sirvieron también vino y champán, pero yo no bebí nada por miedo a mi epilepsia. Mi hermano hizo lo mismo que yo. Y nos tomamos unos trina de limón, que no tienen gas, y así por la noche pudimos dormir bien.
En la mesa de al lado come otro residente, Antonio se llama también, como mi hermano. Bebió vino y champán y no puede hacerlo, por la medicación. Cogió una borrachera de mil demonios y empezó a meterse conmigo, insultándome. Me decía: “La mujer de rojo, mirad, una drogadicta”. Y yo le contesté: “Mira tú, el alcohólico y el fumao señalando, ¡qué puntería!”. Pero él no se callaba, el vino le había desatado la lengua. Terminé diciéndole que se parecía a Popeye. No sé por qué le diría eso, si el pobre Popeye se drogaba sólo con espinacas.
La última alegría de estos días me la ha dado mi hermano Antonio cuando me ha dicho, esta mañana, que se va a levantar por fin de la cama, que ya está bien otra vez, que ya puede comer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que el dilema del HeavyMetal se haya resuelto con bien.
Emocionante texto, universal duda.

Anónimo dijo...

La mujer de rojo, sí que no pasa desapercibida, sí.