Cuaderno azul / 17


Carmen
 
Soy una vaga empedernida, pero me gusta la diversión y los viajes. Me considero un poco cobarde, bastante, y algo aburrida de la vida. Quisiera volar muy alto, pero me falta energía para subir. Me gusta el agua, me gusta nadar y la playa… O sea, soy hedonista, pero si tengo que ayudar a alguien no pongo reparos. Soy como la tortuga que se esconde en su caparazón, pero pueden contar conmigo los amigos si necesitan ayuda.

He andado muchos lugares, pero nunca hallé mis raíces.

Despertarme es difícil, porque me encanta la cama. La luz entra por mi ventana y siempre me despierta antes de lo que me gustaría.

Rummm, se oye el avión: es como yo llamo a la grúa con la que me levantan. Los auxiliares me asisten para lavarme, que si la cuña, que si la colonia, ¡ay, qué frío! Después, me colocan en la silla y allí termino de vestirme. Hay cuidadores que me caen mejor que otros y les pido más cosas, o les hago algún cumplido. Pero los hay que vienen de mal humor y yo me acobardo y callo.

Paseando en mi silla de ruedas con un colega por el zoo: elefantes, jirafas, cacatúas… Un pelícano atacó al compañero, que se asustó un poco: le dio un picotazo en una pierna y tuvimos que llamar a los servicios médicos. Al llegar a la jaula del gorila, se nos ocurrió ofrecerle cacahuetes, pero él nos echó de allí a pedradas. Desde aquel día, miro a los gorilas con otros ojos.

No sé, quizá mi mejor amiga de Alcuéscar fuera Mercedes, con gafas medio oscuras y gruesas, pelo muy corto. Disfruté mucho oyéndola hablar de sus nueve hermanos, de su madre –que había muerto–, de nuestros cuidadores preferidos, de lo que hacíamos durante la jornada… y de los grandes amores de la residencia, como A y M, y cómo se ayudan, que si él le da de comer a ella y que si ella ríe continuamente sus bromas.

No entiendo por qué esa residente habla sola, por qué repite tanto “problemas, problemas”. Quizá recuerde a su padrastro agresivo o quizá tenga muy grabadas las peleas con su madre y el rechazo familiar por su cojera. Nunca me atrevo a hablar con ella, de sus agresividades, de sus desventuras… ¿Qué le pasará por la cabeza cuando me llama la gilipollas? ¿Por qué me insultará?

El bolígrafo es como la saliva de nuestras neuronas y pensamiento.

Agua, el origen y el fin: Agua eres y en Agua te convertirás.

No hay comentarios: