ROKYTO
Cuando tenía quince años, me regalaron un perrito muy pequeño. Le puse por nombre Rokyto. Le compré una correa y lo llevaba a pasear al parque. Él iba siempre detrás de mi. En realidad era él quien me llevaba a pasear a mi, no yo a él. Cuando volvíamos a casa le colocaba un tazón con leche, para que se la bebiera. Mientras fue pequeño le hacía caricias, lo limpiaba en una bañera especial con esmero. Siempre lo tenía limpio y reluciente.
Pasaron los años y Rokyto fue creciendo. Os tengo que confesar que solo me gustan los perros mientras son pequeños, cuando son mayores no puedo ni verlos. Entonces se lo regalé a un amigo que le gustaban los animales. Le dio mucha alegría y estaba muy a gusto con él, pero llegó el verano y quería irse de vacaciones. El problema era que tanto en el avión como en los apartamentos no admitían animales. Se le ocurrió dejarlo a un amigo suyo durante una temporada. El problema es que este tenía dos niños que eran dos diablillos. Le hacían a Rokyto miles de crueldades. Hasta que un día el animal se enfadó y mordió aun niño en la pierna. Le arrancó un trozo de carne y tuvieron que llevarle al hospital. Volvieron a casa con un bozal para Rokyto y se lo pusieron. A este no le gustó ni una pizca. Se quedó triste. En la primera oportunidad se escapó de la casa. Aún lo siguen buscando
Cuando tenía quince años, me regalaron un perrito muy pequeño. Le puse por nombre Rokyto. Le compré una correa y lo llevaba a pasear al parque. Él iba siempre detrás de mi. En realidad era él quien me llevaba a pasear a mi, no yo a él. Cuando volvíamos a casa le colocaba un tazón con leche, para que se la bebiera. Mientras fue pequeño le hacía caricias, lo limpiaba en una bañera especial con esmero. Siempre lo tenía limpio y reluciente.
Pasaron los años y Rokyto fue creciendo. Os tengo que confesar que solo me gustan los perros mientras son pequeños, cuando son mayores no puedo ni verlos. Entonces se lo regalé a un amigo que le gustaban los animales. Le dio mucha alegría y estaba muy a gusto con él, pero llegó el verano y quería irse de vacaciones. El problema era que tanto en el avión como en los apartamentos no admitían animales. Se le ocurrió dejarlo a un amigo suyo durante una temporada. El problema es que este tenía dos niños que eran dos diablillos. Le hacían a Rokyto miles de crueldades. Hasta que un día el animal se enfadó y mordió aun niño en la pierna. Le arrancó un trozo de carne y tuvieron que llevarle al hospital. Volvieron a casa con un bozal para Rokyto y se lo pusieron. A este no le gustó ni una pizca. Se quedó triste. En la primera oportunidad se escapó de la casa. Aún lo siguen buscando
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