El miedo

Rosa y adredista 0
Lo primer que me preguntó la periodista fue si era verdad que había matado a mi padre, o si encubría a alguien. Y yo le contesté con otra pregunta, que para qué quería saberlo. Me ofrecía una entrevista en la tele para explicarme. Y le interesaba sobre todo, me dijo, cómo había sido. Más que mis razones o los móviles, quería que contase mis sensaciones de antes, durante y después del asesinato. Porque es verdad que yo he asesinado a mi padre, eso los sabía yo y lo sabía mi madre. Y si lo sabía el juez era porque yo se lo había dicho. Nunca pensé sin embargo que pudiesen interesar a otras personas los detalles de algo tan singular como un crimen. Porque la vida no son estas originalidades, sino lo que queda entre una y otra, el camino que nos lleva a las crisis. Esas grandes distancias del tiempo hacen los buenos reportajes. Por ejemplo, mi vida en la cárcel sería una buena peli, que se mueven muy lentos los relojes aquí dentro. Saldría una de versión original. Y además, que los castigos siempre tuvieron naturaleza de espectáculo y vocación de masas. Se lo dije a la periodista, pero ella lo tenía muy claro. Me explicó que a su cadena y a sus anunciantes lo que les interesaban eran los criminales y sus crímenes, pero no los castigos que sufrían. Decía que los castigos no vendían coches blindados o sistemas antirrobos o cajas de seguridad y otros etcéteras. O sea, pregunté yo, que los criminales somos más rentables como criminales que como reos. Y ella dijo: Efectivamente, lo has captado, un reo no vende más que camisetas, si acaso, pero un crimen lo que vende es seguridad, que es lo más caro. Ahora era cuando entendía de verdad lo que me proponía y le contesté que no, que no habría entrevista. Y se lo expliqué un poco: "Lo que más me angustia de esta sociedad es el miedo que genera y sobre el cual se organiza. Yo maté a mi padre para no volver a tener miedo, no para vender guardas jurados".

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