Asistente sexual 3

HeavyMetal
La primera vez que fui hasta Montera para follar, me bajé en Callao, no había tren de cercanías en Sol.
Bajé del ascensor de Callao y fui por la Gran Vía.
Pasé junto a un limpiabotas y le dije que tenía ganas de que una chica de Montera me hiciera una pajilla.
–Te comento, estuve con una mujer de esas y te cobran 30 Euros por ese servicio.
Yo llevaba un pantalón con un bolsillo a la altura de la rodilla y allí tenía la pasta. Llevaba 30 euros.
Encontré a una chica en una esquina de Montera, que me estaba esperando. Y le digo: –¿Me follas?
Meto la mano en el bolsillo y saco la pasta.
Pues aún así, la chica no me quería hacer la paja. Decía que dónde me iba a llevar, que todos los pisos tienen muchas escaleras.
Le dije que yo andaba un poco y que podía subir. Pero me metió en un ascensor muy pequeño y nos tuvieron que ayudar unos señores para salir de allí.
Entre todos me metieron en una habitación con una cama y me tumbé.
La mujer me bajó el pantalón y me puso la goma en la polla. Empezó.
Ella no era joven. Fue mi primera experiencia y no fue mal.
Otras veces sí que me fue peor. En esa calle las chicas siempre quieren ver el dinero por delante. Eran dos las chicas y yo les enseñé el dinero.
Una de ellas me lo cogió y dijo que iba a alquilar la habitación del hotel. La otra se quedó conmigo.
La amiga tardaba y la que estaba conmigo me dijo que se iba a buscar a la otra.
Todavía las estoy esperando a las dos.
Yo voy por Montera a menudo. Un día una mulata, en un portal, me pidió cinco euros.
Cómo yo tenia un billete se lo regalé.
En Chueca, otro barrio golfo de Madrid, me volvieron a engañar. Esta vez en un sexshop, que la tía se fue con la pasta y me dejo sentado en un sillón, esperando el zumo.
Todos los hombres necesitamos de sexo. Es muy importante, aunque hoy fui con María Laura y no me he corrido.
Pero a María Laura no le importó. Yo iba a despedirme.
Le entregué a las diez y media los cincuenta euros. Se lo di antes por si me los quitan por allí.
Maria Laura no me pudo atender hasta mediodía, que estaba muy ocupada.
Le dije que me marchaba de vacaciones y le expliqué que me corrí anoche.
Y ella me dijo: –Ya no tenemos 20 años.
Pues va a tener razón María Laura. También vas a necesitar una silla de motor, tu pierna derecha se cansa ya de remar.
En fin, que nosotros, los diversos funcionales, si no pagamos el sexo, no nos comemos más que soledad.

No hay comentarios: