Testamento

Rosa y adredista 0
Cocacola me obligaba a ser joven y con burbujas, y las protas de Mujeres desesperadas me empujaban a ser guapa, elegante, madura y madre, pero también, faltaría más, independiente. Yo no sé cómo se podrá ser independiente si eres madre, esposa y además trabajas en una tienda de ropa, aunque el concepto continúa siendo el de mujer independiente. Los perfumeros de Dior me recomiendan desnudarme ya en la escalera, si quiero bañarme en la bañera del apartamento, pero sin quitarme los taconazos. Y Gran hermano me enseña a ser gritona, maleducada, mentirosa y, además, follar ante la nación como si fuese la reina y mis hijos tuviesen la obligación de ser hijos del rey. Los Cuarenta principales llevan cincuenta años o así seleccionando por mí la música que tengo que comprar y en Hollywood se hacen desde que el cine existe las pelis que tengo la obligación de ver si hago caso a los que escriben en los periódicos, o sea, a los que me informan sobre lo que me conviene, y la Portavoz del gobierno me informa también, además de la pelis que tengo que ver hoy, de las leyes que tengo que obedecer para siempre, y la SGAE, de los impuestos que tengo que pagar. Hace tanto tiempo que esto es así, hace tanto tiempo que no puedo tomar decisiones, pues mi vida la dirigen los que escriben el guión de esta comedia, hace tanto que no dispongo de lo único mío, de mi tiempo, que he decidido cerrar los ojos y los oídos y la boca y no hablar. Me comunico con los que me acarician y sólo ellos existen ya para mí. No os lo creeréis, pero por fin vivo en paz y pienso en lo que quiero y sueño con lo que sueño y nadie dirige mi vida. La paradoja es que una tenga que dimitir de todo para por fin ser libre.

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