El seiscientos

Laura y adredista 1
Cuando quiero comenzar a escribir suelo estar en blanco, pero hoy recuerdo bien una excursión de cuando era muy niña.
Éramos seis hermanos y se nos unieron los amigos y otros amigos de nuestros amigos. En total, éramos unos 15 y a todos nos metieron en un seiscientos.
¡Imaginaos! Íbamos unos encima de otros, todos contentos y todos cantando. Conducía un adulto, no me acuerdo bien quién sería. Yo, que era gordita, estaba sentada en el asiento y encima de mí iba mi hermana Monse, que era delgadita, y encima de Monse alguien más. Y todavía los que no iban sentados como yo me envidiaban, ellos no sabían que sus huesos se clavaban en mis muslos cada vez que pillábamos un bache.
Íbamos de excursión al nacimiento del río Manzanares. Por entonces era un río precioso, con mucho caudal limpio y sitios hondos, que había que tener cuidado con los pequeños. Tardamos como dos horas y media en llegar. Sin embargo, el trayecto se nos hizo cortísimo porque mamá, que cantaba muy bien y tarareaba mejor nos dirigía la música sin cansarse. Conduciría ella. No consiguió rematar ninguna canción, pues las risotadas eran tremendas.
Llevábamos ropas de verano

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