Buenos días

Laura y adredista 1
A sus 59 años Ramón, a pesar de tener cinco hijos y algunos nietos, se siente muy solo cuando vuelve a casa con Tobías. Nadie se acuerda de él, ni siquiera en su cumpleaños. ¡Cómo le gustaría recibir alguna llamada de sus hijos!
Tobías es su única compañía, salen juntos de paseo los días que no llueve y los dos disfrutan caminando por el campo, entre los árboles, pisando la hierba verde. Algunas veces se encuentran un vecino con el que Ramón intercambia pocas palabras: adiós, hola, buen día… y con frecuencia ni siquiera palabras, le basta un gesto con la mano.
Cuando vuelven a la ciudad se sienten más solos que en el campo. Se diría que se entienden mejor con los árboles y los pájaros que con las personas.
Ramón se siente aislado y solo desde el día en que enviudó. La gente cercana le acompañó en el sentimiento durante el luto y luego le olvidaron, hasta sus hijos.
Cada vez que intentó compartir su desgracia con alguien notó que le oían, pero no le escuchaban, por eso decidió convertir a Tobías en su único amigo, el auténtico amigo que nunca falla. Siempre que se siente solo le llama y el fiel Tobías acude contento moviendo alegre su rabo y dando suaves ladridos.

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