Un tipo duro

Víctor y adredista 0
Después de tres meses de pueblo, que me había pasado el verano en Algüera, cuando volví aquí, a la residencia, aquella misma tarde me encontré en la puerta con David.
–Por fin sonríes –me saludó David, casi emocionado y haciendo memoria de mis tristezas–, Macarena sabe tratarte. Vuelves feliz.
–Es que me alegro de verte, David –contesté yo con mi mejor sonrisa.
David es un solitario, un tipo serio y muy duro, la vida lo esculpió en piedra y no gasta sus emociones en tonterías, pero es el tipo más fiel con sus amigos. David y yo crecimos juntos en el INRRI. Yo en aquel colegio echaba de menos a la familia, y eso que mi tío me visitaba casi a diario. Pero David no perdía el tiempo lamentándose porque no lo visitara nadie. Su fortaleza me consolaba y yo quería ser como él.
Algunas veces, cuando venía mi tío a verme, se venía con nosotros. Incluso había domingos que nos íbamos los tres, David, José Carlos, que es otro compañero del cole, y yo con mi tío, mi tía y mi prima. El INRRI está en Vista Alegre y nos llevaban hasta Oporto y más lejos, a jugar en los parques.
Pues desde el INRRI que David, el duro, es mi colega. Con él suelo pasarme las tardes o las noches viendo la tele. Y con él continúo saliendo de paseo, con el que más, ahora por el carril-bici del parque, detrás del CAMF.
Estos años de atrás, cuando yo me hundí, que vivía con tantos miedos y tanta tristeza, David era posiblemente la única persona que me animaba a seguir viviendo. Recuerdo que, en los momentos más negros, el hecho de poder estar a su lado, oírlo o tan solo verlo me devolvía la vida. David, el duro, venía a mi habitación porque sabía de mis miedos a quedarme solo. Y se pasaba muchas horas a mi lado, convenciéndome de que no tenía nada que temer y haciéndome compañía.
David el duro es, posiblemente, la persona que yo más echaría de menos si me meten en la cárcel. David y mi hermana Macarena. Y mi sobrino.

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