Carla, la temerosa

Conchi
Mi amiga Carla es muy desconfiada, en el aspecto de que le dices algo y ella “¿será verdad, será verdad? ” Es más desconfiada que la leche que le han dao. Siempre está dudando de todo, nunca se fía de las personas porque tiene desconfianza total y absoluta de lo que dice todo el mundo. De todo duda menos de lo que dice su hermana Lorena.
Duda hasta de los médicos, porque piensa que siempre la están mintiendo. Por ejemplo, en la última endoscopia que le han hecho le han dicho que todo está bien, que no tiene nada por lo que preocuparse.
Pero ella piensa que tiene algo en el esófago y sigue desconfiando de todo lo que la rodea, sean personas o animales. Cada vez que se le acerca un perro, sobre todo si es de esos cabezones que sacan los dientes, ¿los bulldogs?, pone su silla eléctrica a 100 por hora y sale echando leches en dirección contraria, que casi la pilla un coche más de una vez por huir de esa manera.
Cada vez que los voluntarios de Los amigos de la Naturaleza organizan una salida a un museo, ella se inventa alguna excusa, como que no le han cargado la silla eléctrica esta noche o que hace mucho frío para ir de excursión, con tal de no ir, porque siempre piensa que la van a dejar olvidada en el museo o en la sala de conciertos o dondequiera que vayan ese día.
Carla no puede ser feliz de ninguna manera porque siempre está intranquila pensando “¿qué me harán, qué me harán, qué me harán?” No se puede estar desconfiando todo el tiempo de la gente, pienso yo. Menos mal que está su hermana para hacerla entrar en razón, aunque esa es otra historia.

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