Balada del Renato

Rosa y Adredista 0
Están juntos, sentados a la misma mesa. Los peatones los ven por el cristal del ventanal. El chico está contento, es guapo como un demonio y no parece bebido o drogado. Los ojos le brillan porque tienen fuego, sólo eso. La chica sin embargo parece triste. Mantiene sus ojos fijos en él y se diría que está a punto de llorar.
–Susana –dice el chico– ¿dónde vas ? Yo con los viejos vivo puta madre.
–Pues yo no, Edu, ya lo sabes. Ya no soporto a mi madre, está enferma, me asfixia. Me voy de casa.
–Tú sí que estás jamada, Susana. ¿Pero tú sabes cómo están los alquileres ?
–Edu, si trabajamos los dos podríamos pagarlo, te lo he demostrado.
–Que te den, Susi, estás loca, tía. ¿pero qué dices? Propones que trabajemos los dos como cabrones para vivir peor que ahora.
–Pero yo quiero estar contigo siempre, Edu, yo te quiero.
–Pues no se nota, que siempre tienes prisa y te largas en lo mejor, siempre.
–Es que la vida, Edu, es más cosas que las noches de marcha y el polvo al amanecer.
Se han vuelto a callar. Por los cristales del ventanal comienzan a correr las gotas de la lluvia. La tarde continúa fría y gris.

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