¿Aburrimiento?


Peva
Yo prefiero ir por libre en mis paseos que con una persona sosa y plasta. Porque con una persona aburrida da la sensación de que las manecillas del reloj tienen anemia y no tienen fuerza para andar por su esfera, parece que van a cámara lenta tropezando con cada minuto del minutero para que las horas se te hagan supereternas. Es como desesperante, porque por el interior de mi cabeza puede pasar de todo, y empiezas por acordarte de aquel día, tan diferente, en que te fuiste sola, sin más, sola por ahí y sin que te diera la coña un tipo como éste, sin conversaciones insulsas y con pausas tan largas que te da hasta tiempo para echarte una siesta, unas tardes que no se acaban nunca, y por supuesto acompañada, ya digo, y en las cuales te preguntas ¡y qué hace una chica como tú con un plasta como ´éste! ¡De la que te has librado!
Yo lo siento mucho pero, mientras pueda con mis huesos y hasta el último aliento, seguiré yendo por libre. Y así, mis domingos serán de 24 horas y no de 40. E incluso se pueden acortar un poco si tropiezas con una buena solución en forma de libro, que una tarde llena de letras contándote buenas historias que te enganchen es una tarde redonda. Y corta.

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