Las drogas


Rosa
A la humanidad le duele la cabeza. La gripe no es de ahora, ni siquiera la gripe del pollo. Nos acompaña desde que tenemos memoria del primer hombre. Al primer hombre le dolía la cabeza. La pregunta: ¿Y tú quién eres?, que le hizo la primera mujer, es el virus que lo martiriza para siempre.
Nadie ha sabido contestar con exactitud a esa pregunta y por eso que nadie está del todo de acuerdo con la respuesta de cualquier otra persona. Unos dicen que somos mentirosos y traidores, e incluso lo demuestran proclamándose mentirosos y traidores ellos mismos. Lo cual sí implica que estos tipos no son lógicos, al confundir a los demás con ellos mismos.
Aunque tampoco se les puede hacer mucho caso si son mentirosos como dicen, pues un mentiroso es poco verdadero, si es que no es falso del todo.
Otros proclaman sin embargo que el hombre es verdadero, y estos son mayoría aunque no lo parezca. ¿Pero el hombre es verdadero en qué sentido? Se dice para demostrar la tesis que las personas somos verdaderamente gente confusa, y se dice muy seriamente. ¿Se puede ser verdadero y estar también confundido? Parece ser que sí, parece que el peso de la verdad confunde, parece ser que es imposible conocer la verdad y no tener miedo.
Quiero decir que, según proclama la mayoría de los humanos, y esto es estadística, el hombre verdadero es el hombre perplejo, viva este sentado en su silla de ruedas o viva de pie, se drogue con calmantes o con estimulantes o con los dos elixires. Pero ninguna droga, sin embargo, nos quitará este dolor de cabeza de no estar seguros de casi nada.

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