Los escritores adredistas somos mutilados de esta sociedad, no hay diferencia entre nosotros y cualquier otra víctima de las disciplinas. En ESCRIBIRADREDE creamos en común porque compartimos conocimientos, lengua y pan. Nos parece que competir es amputar y por eso sumamos. Creamos historias y consumimos historias para librarnos de esta absurda batalla de todos contra todos en que se convirtió el mundo un día que ya ni recordamos, pues las historias trazan los mapas que nos sacan de aquí, de este progreso que ha vaciado el corazón de la humanidad.
Adrede vino a parar a nuestra lengua desde el latín ad directum, pero a través del catalán adret, lo cual hizo el viaje más entretenido.
Yo he trabajado mucho, hasta que no pude más. Somos cuatro hermanos –yo soy el cuarto– con los mismos problemas que yo, que no pueden salir a la calle si no es en silla de ruedas. Ellos son más jóvenes que yo, incluida una chica, que en casa todavía se defiende andando, pero que no puede salir si no es en silla. Ni ellos me dan compasión ni yo la tengo conmigo mismo. Todos luchamos por sobrevivir y ya está. Otros cuatro hermanos continúan siendo transportistas y no tienen problemas de movilidad, suerte que tuvieron.
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