La última sentada

Proposiciones nº18, pág.16
 
NOS DISUELVEN A LOS ADREDISTAS

Después de tantos años alimentando de cuentos Escribiradrede, los adredistas nos creíamos inmortales. Este mito de la inmortalidad, que fue siempre la ambición de los genios, nos tenía envenenados: a nosotros, que con creaciones colectivas tratábamos de terminar con los genios. Pues sí, los adredistas hemos sido fusilados o cagados por las palomas, si no ambas cosas, como cualquier genio.
Ha venido a disolver esta manifestación, la bella aventura del adredismo, uno de esos tópicos personajes iletrados que tanto bajan la media en comprensión lectora de los informes PISA: el director del CAMF de Leganés, don José Luis Sánchez Serra. Ese mismo personaje que no hace muchos días fue ferozmente zarandeado por Mercedes Milá en aquella película rodada en el centro que él dirige y más digna de concursar como ficción en el festival de cine de Sitges, aunque estuviera mal dirigida, peor montada y filmada de aquella manera, que de ser emitida por Cuatro como programa informativo.
Teníamos que haber sospechado ya de las capacidades de este señor aquel día, al contemplar en la tele cómo balbucía respondiendo a la ladina periodista. Cuando le hubiera tocado defender la independencia, dignidad e inteligencia de los residentes diversos funcionales que no se prestaron al programa, el señor director se dedicaba al asombro, como cualquier buen aficionado a las pelis de terror de serie B, ¡cualquier cosa menos el asombro en esa circunstancia!, o defender por ejemplo la profesionalidad y buen nombre de la inmensa mayoría de los trabajadores a su cargo y que en la residencia desenvuelven su actividad, o apoyar a los numerosos voluntarios que de una u otra manera comprometemos nuestro tiempo asistiendo a estos residentes cuya independencia él ni concibe.
Pero no sospechamos nada entonces. Y hasta aplaudíamos su gesto de participar como actor en la puesta en escena de “Aquí no paga nadie” por la compañía de teatro del CAMF, e incluso lo reseñábamos en la nota publicada en la última página del último número de la revista Proposiciones –otro éxito alimentado por los adredistas y que se va a disolver. Eso sí, la nota fue escrita con la ironía que nos permitía el hecho de haberle ya felicitado personalmente por su transmutación en obrero sindicalista, domesticado por la pluma siempre inteligente de Darío Fo, ¡dónde vas a parar!
Pues bien, esta reseña en la contraportada de la revista, y que titulamos “Otro gran momento” para que se oyera desde la primera palabra nuestro aplauso incondicional, ha sido deconstruida por el director del CAMF como ofensa hacia su persona. Una deconstrucción que armó su brazo como del rayo de Zeus –los dioses supremos suelen tener todos muy mala base en semiótica y no causan más que desastres– , rayo que ha lanzado contra todas y cada una de las actividades de los adredistas en el CAMF, el Taller de Escritura Creativa, el programa de radio Escribiradrede en coordinación con la emisora comunitaria EcoLeganés, la revista Proposiciones y, por supuesto, este blog, que ya no tiene sentido si no lo abastece la producción común del grupo de los adredistas.
El director nos ha dispersado con la porra de su rayo, y expulsado del CAMF a todos los voluntarios asistentes de escritura. El último día hasta nos negó la llave del taller.
Así ha fulminado una experiencia pionera, sublime para todos los que tuvimos la fortuna de vivirla, esta historia de creación colectiva que ha ampliado los horizontes de tantos residentes, unos escritores invisibles hasta ayer que por fin han sido oídos y aplaudidos en escenarios tan diversos y estimulantes como la FNAC o las Naves del Matadero de Madrid, o que se han paseado por la Biblioteca Nacional, el Círculo de Bellas Artes, el Teatro Real o muy recientemente la Residencia de Estudiantes, tuteando a los que les concedían las entrevistas…
Pero es que esta experiencia de integración ha hecho también visibles a los adredistas en escenarios todavía más estimulantes, como son los de la periferia de nuestra sociedad. Se han escuchado sus cuentos en los andenes de MetroSur, en las aceras de Zarzaquemada, en las Ferias de Leganés o en el despacho de su alcalde y en tantos otros, testigos todos de sus gestas creativas, sobre todo en literatura, pero también en periodismo y diseño, sin olvidar la locución de sus cuentos en las ondas generosas de EcoLeganés.
Todo, en fin, se ha ido al garete, repito, por el ya apuntado colmo del escritor: tropezar con un lector con tan deficiente formación semiótica.
Y por supuesto, firmo con mi nombre la presente nota (en este blog, que ha defendido desde su fundación la autoría colectiva como método y la Creative Commons como ley) por razones obvias de responsabilidad. Ocurre que el señor director ha ordenado a algunos trabajadores –creo que no le van a hacer mucho caso, pero así se las gasta él– que envíen a su despacho a todos los residentes que hablen de los adredistas o mencionen mi nombre a partir de ahora. Muy peligrosa esta conducta y una semejante directriz, que amenaza a personas que están a su cargo y tan vulnerables a este tipo de abusos.
¡Para qué decir más!
Andrés Mencía, Adredista 0

Proposiciones nº18, pág.16
 
AL TRASTE CON UNA EXPERIENCIA PIONERA
 
Ayer, lunes, 7 de abril, fue un día de despedidas en el CAMF de Leganés. El director del centro nos negó la llave para acceder al Taller de los Adredistas y nos vimos obligados a suspender actividades después de 18 años de producir cuentos y reproducir vida. En la actualidad nadie del grupo de los voluntarios mantenía relación contractual alguna con el IMSERSO. Se nos podía dar la patada sin más costes que la falta de elegancia. No cuento, por supuesto, el sufrimiento de los residentes y la tristeza de los voluntarios.
No perdimos el tiempo, sin embargo. Además de la despedida, batallitas y algunas lágrimas, pudimos hablar con compañeros residentes y compañeros trabajadores que se acercaban a expresarnos sus condolencias, aunque no hubieran participado de nuestras actividades, y que nos regalaron críticas como esta: “Vosotros (se refería a los voluntarios que hacemos de asistentes de escritura de los adredistas) habéis hecho escritores a residentes que no lo son, y lo peor es que todos han terminado creyéndoselo”.
Semejante opinión, que nuestro compañero consideraba demoledora crítica, es sin duda el mejor resumen que se me pueda ocurrir del esfuerzo de creación y producción de los adredistas, acompañados siempre por el entusiasmo de las decenas de voluntarios que han ido participando en un proyecto que nos hemos inventado de año en año. Y el hecho de haberlo finalizado con los adredistas convertidos en escritores/productores ante los ojos asombrados e incrédulos de sus propios compañeros de residencia es la mejor prueba de sus aciertos.
Porque cuando el primer grupo de voluntarios propusimos este proyecto en el CAMF de Leganés el muy lejano año 1997 y discutíamos del mito del genio o de la creación grupal en un campo de expresión tan contaminado como la escritura, lo único que teníamos claro de verdad, la idea fuerza que nos juntaba era nuestra convicción de que íbamos a compartir vida y capacidades con personas igualmente capaces, por más que su recorrido por la literatura, la escritura y la vida no hubiera sido el nuestro.
Precisamente era la diversidad el mayor estímulo para todos nosotros, escritores de Leganés que iniciábamos la aventura. Pero antes de continuar con la historia, quiero hacer un paréntesis sobre esto de la creación colectiva, o más exactamente, grupal. No oímos hablar con frecuencia de estas formas de creación y producción artística en colaboración, a pesar de haber existido desde siempre, porque ponen en jaque el actual “sistema del arte” económico-productivo, eso del genio/estilo/firma/precio. El individuo es controlable, pero un colectivo entusiasmado puede oponer la más fuerte resistencia al sistema.
La construcción histórica del mito del genio ha desviado la atención de lo importante, el fracaso del sistema de producción del arte y sus precarias estructuras culturales, artísticas y educativas. El mito del genio es una construcción ideológica basada en ese cierto misterio que envolvió durante siglos el proceso creativo, la creencia de que la creación es una cualidad extraordinaria propia de los dioses y, por supuesto, el virus de la competencia. Este mito perpetúa precisamente el orden jerarquizado, siempre dañino, pero destructivo en sistemas sociales cerrados como pueda ser precisamente el CAMF o cualquier residencia de similares características. No viene al caso rastrear los orígenes o evolución histórica del mito del genio, pero sí constatar que la creación colectiva es un proceso de desmitificación del mismo y de des-jerarquización, con redefinición de los conceptos tradicionales de creatividad, trabajo colectivo y producción. Desde W. Benjamin y M. Foucault y Frank Popper se ha escrito mucho sobre esto.
Suele definirse la creación colectiva como el conjunto de procesos que permiten realizar una actividad creativa a individuos diferentes que comparten motivaciones, y alcanzar un objetivo común, con independencia de la organización o relación que se establezca entre ellos. Pues bien, entre nosotros, los adredistas, la relación ha sido de grupo y el proceso creativo era más grupal que exactamente colectivo. Nuestra cohesión, o esa cierta unidad en los escenarios de las narraciones o en las formas de expresión del adredismo, ha venido dada más por la invisibilidad de personas sistemáticamente discriminadas y por su necesidad de información liberadora, esa que solo circula en los márgenes del poder, que por relaciones jerarquizadas. O sea, lo mismito que ocurriera con el origen y la unidad de creaciones grupales como el flamenco o el jazz o los grafiteros.
Pues de estas cosas discutíamos cuando comenzábamos lo que al principio no fue sino un Taller de Escritura Creativa con dos, con tres, con cinco residentes. Continuábamos discutiendo y en tres meses ya eran diez, y con ellos comenzábamos a hablar de la escritura como acto comunitario. Y los voluntarios escribíamos con ellos, haciendo a la vez de asistentes de escritura de los que no podían escribir solos, y ellos escribían con nosotros. Juntos discutíamos lo que hacíamos allí, pero también lo escrito.
Y muy pronto se nos brindó la oportunidad de publicar los textos del taller en antologías participadas por hasta cincuenta y sesenta autores del pueblo, o sea, escritores pepineros. Títulos como Algarada al fin, Cuentos periféricos y otras especies en peligro, Nómadas contraSentados u Otra nube de vagos son algunos de los títulos donde muchos adredistas del CAMF comenzaron a publicar, amén de en alguna revista del Colectivo Patrañas.
A la par, en el Taller íbamos preparando relatos para participar en concursos literarios que los compañeros se encargaban de ganar, algunas veces, o de perder, muchas más. O sea, la vida misma. Se acumulaba la producción escrita y comenzamos con la publicación de libros, financiándonos con las primeras asignaciones del IMSERSO para el taller. El primero, De vuelta en Palestina, una novela que trascendió nuestro círculo del CAMF por dos razones, una, porque hablaba de los conceptos fuerza de la vida independiente en el colectivo de la diversidad funcional y cayó en mano de los activistas que iniciaban el proyecto de Foro de Vida Independiente y que hicieron bandera de ella, y la otra porque fue reseñada en el País Semanal por Rosa Montero. Después vio la luz Ningún rincón prohibido, un libro de relatos deliciosos. Más tarde, la biografía Jaula de oro, que provocó nuestro primer encontronazo serio con la dirección del centro, si bien conseguimos conjurar la amenaza y eludir el cierre del Taller por primera vez (todo hay que decirlo, fue la directora de entonces quien supo encontrar los argumentos para no provocar una debacle). Y más recientemente Manifiesto saltamontes, otra biografía, pero esta vez de una hija de maestros, paradigma de toda una generación de paralíticos cerebrales españoles, sistemáticamente marginados y por lo mismo mal socializados y peor equipados para tomar las decisiones que conlleva la vida independiente, la generación de los que hoy cumplen entre 50 y 65 años.
Los adredistas también íbamos cumpliendo años, las creaciones se multiplicaron e iniciamos una etapa de diversificación en la difusión de tanta producción. El día 5 de junio de 2008 subimos la primera sentada en http://escribiradrede.blogspot.com.es/, los tres primeros cuentos semanales, que no han faltado ni un solo jueves durante estos 7 años. Hasta hoy mismo, que con esta reseña damos por cancelado el blog.
El blog de los adredistas es la isla del tesoro, con infinitos mapas para seguir la pista. A los que tengáis tiempo y os guste la literatura, os recomiendo que pinchéis en cualquiera de la lista de Autores más veteranos, lo mismo da Peva que HeavyMetal, Isabel o Conchi, Carmen o Víctor, Ramón o Rafa o César o Sebas, Fernando o Estrella, Laura o MaryMar, Rosalía o Iñaki… La producción de cada uno por separado es siempre irregular, la vida misma otra vez, pero lo que más abunda son las genialidades, no las mediocridades. Y el caso de Iñaki es más que un tesoro, sus Miniaturas son un diamante de mucho peso, la poesía de la emoción secuestrada y dada a la fuga, versos imposibles de olvidar: “En el abismo de la soledad / se escucha el silencio / de las voces calladas: / se escucha el abismo”. O estos: “Escondes la rabia, / perpetúas la rabia / y la rabia destruye tu voluntad”. No hay mucha poesía en el blog, no se puede tener todo, pero Miniaturas son parte fundamental de la historia de los adredistas y parte también de la historia de la poesía en castellano.
No me hagáis perder más tiempo. Pinchad de una vez en el blog, en la columna de Autores, y leed unos cuantos relatos. Descubriréis otro mundo a vuestro lado, la historia de otros seres humanos hasta hoy invisibles, contada por sensibilidades también mudas hasta hoy, que se expresan con una inteligencia y una solvencia que os enseñará incluso a escribir.
Repito, el mundo que han creado los adredistas no es un mundo posible: está aquí, entre nosotros. Este blog es testigo. La de hoy, esta última sentada de escritura, hace la número 305. Hemos colgado ya cerca de mil textos, entre relatos, poemas y ensayos, y todos están a vuestra disposición. Añadid a ello todos y cada uno de los artículos escritos para la revista Proposiciones –no tenéis más que pinchar en el icono–, y cuyo último número, el nº 18, con su última página, la pág. 16, provocó el cortocircuito que ha dejado a oscuras la cabeza del director del CAMF.
Esta fue por desgracia la última página que hemos escrito los adredistas, pero que nadie piense que lo hicimos a propósito: nunca imaginamos que nuestra escritura tuviese un efecto tan contradictorio: en vez de iluminar, obnubilar siquiera una sola cabeza. De haberlo sabido, hubiésemos sido más ladinos, como suelen serlo los genios, más acostumbrados al comercio.
Lo raro, desde luego, es que el grupo haya durado tantos poemas, tantísimos relatos, tantos libros, tantas revistas y tantos programas de radio. Mención destacada merecen también el grupo de la revista y los locutores de la radio. El grupo de los redactores y colaboradores de Proposiciones han creado una revista que se ha hecho santo y seña en la sede del IMSERSO o en sus residencias por la calidad del diseño, la pluralidad de sus contenidos y su bajo coste: 500 € por número desembolsaba el IMSERSO, lo que nos cobra la imprenta, y que a veces alguien tenía que adelantar, que esa es otra. Ellos fueron capaces de sacar cuatro números anuales, hasta el aciago nº 18, y no se habían cansado. Nunca unos redactores aprovecharon mejor un taller de periodismo impartido, eso sí, por una profesional de primer nivel, también voluntaria, y un taller de fotografía, que nos amenizara otro profesional de éxito para completar su formación.
Y qué decir de los 95 podcast de cada uno de los programas de Escribiradrede que emitimos por EcoLeganés y la red de Radios Comunitarias de Madrid desde hace siete años y que también podéis encontrar colgados en el blog. Los propios adredistas han sido los locutores de sus cuentos, una hora de radio en cada podcast realizada por las voces más originales de la radiodifusión mundial. Los que no tengáis prisa por malvivir escuchando discursos repetidos, pararos un rato a escuchar estas voces de los adredistas y oiréis cómo suena la vida de verdad, la vida que no se puede desperdiciar porque no sobra, la vida gota a gota, dicha y respirada muy despacio. Ningún programa de radio que hayáis oído jamás se puede comparar al que hacen ellos.
Dos, tres, cinco, diez fueron los residentes que abrieron la brecha, el siglo pasado, por la que se ha colado todo esto de lo que hablo. Pues bien, en el último informe de evaluación entregado a la dirección del centro, del 25 de marzo de 2014, y haciendo balance de los residentes que participaban a día de hoy de las actividades de los adredistas, sin contar los que por una u otra razón han ido causando baja en este tiempo, nombré 45 personas, entre residentes y de media pensión.
Ha sido con esta abultadísima participación que hemos desmontado muchos mitos. El principal, quizá, ese mito de las infinitas “minusvalías” que proclaman los que no ven (o no miran) a los compañeros del colectivo de la diversidad funcional. Son los que se empeñan en airear discapacidades y disciudadanías, desde sus consultas de médicos, donde no hay sino diversidad y, por supuesto, tanta inteligencia o más que en sus recetas. No existen las minusvalías en el colectivo de la diversidad: lo que sí existe es discriminación disfrazada de paternalismo y medicalización, solo eso, que perdura enquistada como una garrapata en algunas cabezas y hace tanto daño.
Pero sobre todo hemos desmontado la estúpida leyenda, otro mito desvergonzadamente voceado por algún médico, de la desmotivación en unos individuos acostumbrados a la pura supervivencia, como si sobrevivir en sus condiciones pudiera ser conjugado con semejante perífrasis. Los adredistas jamás hemos pronunciado esa palabra y siempre hemos desconfiado de los que, como este director del CAMF, son ciegos a sus ganas de hacer, de crear, de producir. La desmotivación, si acaso, es el estado de ánimo que inoculan personas autoritarias con su paternalismo, sus amenazas y sus represiones. Porque lo cierto es que todo lo que no es libertad es desmotivación, no hay más misterio.
En fin, cuesta mucho crear espacios de libertad y muy poco terminar con ellos. La experiencia creativa de los adredistas, que tanta libertad y tanta energía y tanta felicidad ha generado en este CAMF, energía que estaba alcanzando a los propios trabajadores, que cada vez han colaborado más y mejor con nuestras actividades, ha sido barrida por esta fiebre autoritaria de un cerebro que fue cortocircuitado por la última página de la última revista. Los voluntarios nos vamos, pero da pánico tener que quedarse a vivir o trabajar en un lugar dirigido por este individuo, con un semejante comportamiento reiterado.
No me quiero dejar llevar por la rabia o el pesimismo, pero es inaudito que todo esto pueda ocurrir en una institución como el IMSERSO, con su experiencia en gestión, y en un centro del IMSERSO, me refiero a laminar esta experiencia pionera de creación e integración, pero también a ningunear a un numerosísimo grupo de personas que voluntariamente asistíamos en la escritura o en la radio a estos 45 residentes.
¡Y menuda motivación, esta patada, para seguir gastando bromas! Confío sin embargo en los compañeros adredistas para sobrevivir a tanto desastre, otro más en su vida y también inmerecido. Pero ellos ya no se desmotivarán jamás, conocen el camino de la colaboración y la libertad. Y conocen dónde lleva, por encima de estos cortocircuitos y otros tales.
Andrés Mencía, Adredista 0