Prohibiciones

Rosa
Te acostumbras a hacer lo que otros deciden por ti hasta que descubres de pronto que nada tiene sentido. Yo tengo unas primas y no me hablo con ellas por la sencilla razón de que ellas tampoco me hablan a mí. Nunca supe la razón de esta enemistad familiar. Mi tía, la madre de estas primas, está disgustada con nosotros y no nos hablamos. Es hermana de mi madre. Ellos son siete hermanos, pero esta tía no es la única con la que no nos hablamos. En Navidad se llaman por teléfono y se cambian lotería y eso es todo. Quizá la razón de que no nos hablemos con estas primas sea que ellas tienen su vida y nosotros la nuestra, y nada más.
Ahora que recuerdo, también hay otros primos con los que no nos hablamos.
Y yo no dejé mis estudios porque no me gustase estudiar. En Venezuela hice hasta sexto de primaria y hasta segundo de Bachillerato. Pero volvimos a Madrid y mi padre y mi madre me prohibieron seguir estudiando. ¿Por qué? Porque yo estaba en silla de ruedas. Me hubiera gustado seguir estudiando, pero contra la voluntad de mis padres nada podía hacer.
Ahora hago cosas que me gustan, hago música, textiles, aprendo informática, escribo y participo en un grupo de terapia con Jena, pero creo que es la primera vez en mi vida que hago lo que quiero. En el CAMF de Guadalajara me levantaban a las doce y me acostaban después de comer. Estaba levantada unas cinco horas al día y no podía hacer nada, ni ir a los talleres ocupacionales ni nada de nada.
En el CAMF de Pozoblanco fue donde comencé a hacer lo que yo quería y allí el tiempo se me pasó volando.
Me gustaría que estas Navidades mi madre y mi hermano viniesen conmigo a pasar la Nochebuena, pero se lo sugerí al hermano y se puso como una fiera porque dice que mi madre es muy vieja para desplazarse. Pero da la casualidad de que ella viene todos los sábados, o domingos, a verme. Cuando murió mi padre, que mi madre ya era mayor y le costaba atenderme, se me terminó prohibiendo vivir en nuestra casa.
Ello significó que viva aquí desde entonces, y todo este recorrido por las diversas residencias del IMSERSO. Me llené de rabia cuando dejé mi casa.

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