Fuleros



Rafa
Un hombre de verdad cumple su palabra, sus juramentos son sagrados y su firma va a misa.
Pero yo tengo noticias de verdaderos fuleros, de tipos sin palabra. No son muchos, en realidad yo no conozco a ninguno, pero me cuentan de patronos que no pagan a sus obreros, de duques que meten la mano donde no deben y la sacan llena, de tan sucia, de representantes de los ciudadanos que gastan sin tino lo que no es suyo… pero también de feriantes que venden mal género, de campesinos que intoxican alimentos, de comerciantes que trucan los pesos y los cambios, de panaderos de masa congelada, de médicos que se olvidan de los consejos de Hipócrates y no atienden en condiciones si no cobran por adelantado, de abogados más pendientes de la astilla que los propios jueces y de jueces de semana caribeña que condenan a inocentes por no pagar lo suyo, o sea, más que al letrado…
En fin, que ser hombre de palabra o mujer de palabra es ser un buen hombre y una buena mujer, de los que no dan que hablar.

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