Rafa
¿Nunca
te han tomado una broma? A mí, muchas. Y eso que nunca he sido amigo
de gastarlas. El caso es que ayer mismo, en la mesa del comedor,
Iñaki, el compañero que se sienta a mi derecha, se retrasó un poco
y, al llegar a la mesa, le dije yo que se había terminado el puré,
que me lo había dicho la camarera. Los compañeros de mesa lo
confirmaron e Iñaki pilló un rebote del carajo, que se largó del
comedor sin darme tiempo a reírme siquiera.
Alguien
le informó por la tarde de mi broma del puré y, para la cena, Iñaki
ya estaba en la mesa cuando yo aparecí.
Cuando
intenté colocar mi silla en su sitio para alcanzar el plato, algo me
impedía meter sus ruedas y mis piernas debajo de la mesa, algo que
no veía y que me mantenía alejado un metro o más del plato. Una
cuidadora tuvo que desatar una fina cuerda de guitarra atada a ambas
patas. Y mientras todo esto ocurría, Iñaki comiendo y medio
atragantándose de la risa.
En
fin, que donde las dan las toman. Lo malo es cuando te la toman sin
motivo.
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