Rafa
La
vida enseña muchas cosas. Por ejemplo, te enseña a desconfiar de
los caminos estrechos, pero en mi caso los escarmientos me los he ido
encontrando yo mismo y nunca jamás pude corregir. Me explico: yo me
he caído muchas veces, y cuando digo caerme digo espanzurrarme,
podéis mirar las cicatrices en mi frente, no están ahí dibujadas
de adorno.
Siempre
tuve una manera de andar, arrastrando los pies, que me hacía
tropezar con frecuencia y terminaba en el suelo. La vida le enseña
al burro a no tropezar dos veces en la misma piedra y esa era una
lección que yo también aprendía. Pero mi problema fue siempre que
hay demasiadas piedras para tropezar, como tabernas para el borracho.
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